Tras casi nueve años trabajando en el sector, en febrero de 2013, inicié una nueva andadura como administrador de fincas independiente.
La difícil situación que atravesaba la economía me impuso dos prioridades ineludibles: reducir en lo posible los costes fijos de mi empresa y procurar el máximo ahorro a mis comunidades , sin disminuir la calidad del servicio prestado.
Para ello, cuento con las posibilidades de aumentar la movilidad, permitir el acceso a la información y facilitar el contacto administrador-comunero que proveen los continuos avances tecnológicos, especialmente la telefonía móvil e Internet, que facilitan la prestación de una atención más directa y cercana al cliente, a la vez que la consecución de un ahorro considerable en mis costes de empresa, ahorro que directamente repercute en la cuota que paga el propietario. Por otra parte, la colaboración con un cualificado equipo de profesionales (abogados, fontaneros, electricistas, ingenieros, cerrajeros….) que contribuyen eficazmente a la resolución de las incidencias que surgen a diario en las comunidades, me permiten garantizarle que puede depositar su confianza en nosotros con la seguridad de que gestionaremos satisfactoriamente su edificio.